Pues resulta que un pensador sereno ha empezado una genial serie sobre esto llamada Nacionalismo inútil. Anima ver alguien con quien compartir las críticas al romanticismo tercermundista que infecta las endebles mentes de los colombianos, y aunque en sus publicaciones es mucho más sutil,
Se hace un necesario proceso de reflexión y cuestionamiento de esta xenofóbica religión de estado, todo sea con el objetivo de aclarar que no todos nos arrodillamos ante símbolos sobrevalorados por la ignorancia y la decadencia.
Lo que yo le comentaría al autor de la serie es que no es obligatorio respetar este orgullo o pasión ridícula, pues las ideas no se respetan, tampoco respeto los colores de la bandera ni ningún símbolo, pues esta vergonzosa idolatría de un absurdo simbolismo tiene una base irracional por lo que no se puede respetar algo que se impone (se tiene como delito el dañar algún símbolo) y siembra el fanatismo sin vacilar con métodos coercitivos, algo que no es para nada tolerante con las libertades, por lo que no se debe tolerar ni respetar. Si hablamos de los logros y batallas que han emprendido por la independencia, la libertad y la democracia en este país, nada tiene que ver con el chovinismo, pues estos ideales no son colombianos, muchos de estos ideales son de una visión universal y se forjaron en otros estados, trascendiendo fronteras y no son lo que son por salir de mentes de X o Y país, he ahí donde se ridiculiza el nacionalismo inútil.
Es que ni en la lucha más importante, como fue y es por la libertades individuales, se somete a la idiotez patriotera, esta se funda en lo universal de las libertades y en la indispensable defensa de estas como deber fundamental de los organismos de control, algo que es global y la humanidad ha dejado plasmado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Sin más verborrea, dejo aquí los enlaces de los capítulos que lleva la serie (iré actualizando):