El pasado día 4 de diciembre, su marido, Rafiqul Islam, emigrante en Dubái, la llevó a una habitación, la tapó los ojos con un pañuelo y le cortó los dedos con un machete por no dejar sus estudios.
Después de tres horas y tras mucho insistir a la familia de su marido, la víctima fue trasladada a un hospital cercano, donde, debido al tiempo transcurrido, no pudieron unir los dedos a la mano.
Tras el arresto de su marido, Jui se encuentra en la casa de sus padres y quiere seguir con los estudios.” Haré todo lo posible por continuar. Quiero llegar a ser abogada”, concluyó.
[Noticia de Mundo Digital]
De nuevo la religión islámica jactándose de este trato inhumano y misógino para con las mujeres, lo indignante es que sucede en muchas partes del mundo, y poco se hace contra ello, permitiendo alimentar los fuegos de la violencia contra la mujer. Según algunos dicen que se debe respetar la cultura y tradiciones sin imponer las malvadas leyes occidentales.
Por más irracionales que sean hay que permitirles ese comportamiento dado el argumento de apelación a la tradición, el cual se burla de la inteligencia cada que se ve en la oportunidad.