De lo mucho que podría decir, me quedo con que la portada de Cosmic sorrows de la joven banda Svartalvheim es de una increíble belleza, desde la iluminación hasta el fondo (esa luna tan onírica posando tras las nubes), pasando por el primoroso rostro, la suave piel y la taciturna mirada de esa figura que encaja perfectamente en el entorno, ese hermoso ser que refleja algo que no puedo arrancar de mi cabeza y plasmar tan fácil en este momento. Eso es lo que desató, y desata, en mí observar sin cansancio esa portada tan surrealista.
Pero esta no sería una razón como tal por la cual recomendar, porque, como dije, la música de estos Neozelandeses remató y profundizó muchas de las inefables sensaciones que causaba la imagen. Según Metallum (que es una página recomendable para saber sobre metal excepto porque los idiotas no meten a algunas bandas que no son tan aferradas al metal, pero curiosamente mantienen algunas de esas repugnantes bandas de -core- grindcore, deathcore, shitcore, etc.) esta banda es de Symphonic death metal, quien sabe si la clasificación esté bien, a mí me parece correcta, cómoda, el todo es que los elementos de la música son excelentes; se cuenta con un teclado que le da una bella sinfonía y transporta a parajes cósmicos (deje usted vagar su mente adormecida por la sinfonía y los pasajes de piano), las cuerdas como siempre hilando el destino de las melodías, el corazón imparable que bombea energía con sus golpes como es la batería y por último la indispensable y valiosísima voz gutural que se encarga (junto con la batería) de conmemorar la indeleble huella del death metal (aunque también incluye en variación una voz tipo shriek que es común en el black metal), todo esto encaja perfectamente creando un sonido precioso y armónico mientras una brutal voz recita interesantes letras convirtiéndose en un inefable concierto.
Y hay que decir que me desconcierta el cómo hacen para que la voz no aplaste el sonido, ni la música sea indiferente a la voz, es algo especial, que no pasa, por ejemplo, con Amon Amarth (Melodic death metal) donde la admirable voz de Johan Hegg solo se va desgastando y perdiendo en unos sonidos que no le sirven, no van de la mano, no acuerdan nada, no ayudan, más bien causan molestia o tedio, parece un chiste de mal gusto, cosa que también aprecio en Eternal Tears of Sorrow y MaYan (del mismo subgénero que la banda que estoy adulando) donde no tiene sentido ni lo uno ni lo otro, casi que es reprochable. Aunque como en la misma página de la banda me dijeron no hay que exagerar en la brutalidad (ni en el sonido ni en la vocalización) porque tenemos irracionalidades imperdonables incluso para los papás C. Corpse y Behemoth, ni tampoco en la sinfonía porque se pierde el equilibro tan apreciado y es mejor ponerse a escuchar música clásica.
En fin, no me voy a olvidar dar muestras de lo que tanto he halagado, de las que más escucho y disfruto:
Quantum singularity
This temple will no hold
Lack of Scepticism, a Road to Ruin
If the Gods Cannot Stop Me
Para terminar no voy a decir que me recuerda a determinada canción de X banda porque le quitaría la singularidad que tiene y es tratar de buscar o esperar algo donde no lo hay, la gente no estaría dispuesta a escrutar en la música si no más bien a buscar algo similar a lo que ha escuchado, lo que evitaría que disfrute por completo de cada minuto y elija por minutos lo que le recuerda a otras canciones.
Como no han sacado más no sé qué le pediría a la banda, aunque presiento que se van a tirar con más sinfonía la ambientación que crearon en este disco, hasta se caguen pasándose o agregando al hardcore o mutando para el melodic death, ojalá no... Por ahora es una espléndida obra de arte lo que han hecho y aquí recomiendo, que no es que me jacte de lo que dije, solo es lo que siento y pienso.
Sobre la banda:
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